Lanzante tardó aproximadamente 18 meses en convertir el 935 Tribute en un vehículo apto para la carretera, desde las primeras conversaciones hasta su presentación en Goodwood. Las modificaciones incluyeron una suspensión única, nuevas ruedas, un nuevo sistema de frenos con freno de mano y una revisión de los sistemas electrónicos.

Una de las modificaciones más complejas fue la instalación de faros reglamentarios en el capó, asegurando que parecieran de fábrica. El motor del 935 Tribute se mantuvo igual que el del 911 GT2 RS homologado para la calle: un bóxer de seis cilindros y 3.8 litros con doble turbocompresor que genera 700 CV, con tracción trasera y transmisión automática de doble embrague de siete velocidades.
Lanzante ya había realizado conversiones similares de coches de circuito a vehículos de carretera con el Pagani Zonda Revolución y el McLaren P1 GTR.



